Salud
¿Cómo mejorar la salud respiratoria con ejercicio?
Movernos es la mejor medicina, descubre aquí como el ejercicio te ayuda frente a las enfermedades pulmonares.
Toda persona que sea físicamente poco activa, que permanezca sentada la mayor parte de su tiempo y cuyas actividades diarias involucren muy poca manifestación fuerza se encuentra ya en riesgo.
En la actualidad, los cambios y las condiciones medioambientales en las que vivimos nos motivan a ser físicamente menos activos desde muy jóvenes, lo que es considerado un problema de salud, porque puede desencadenar distintos problemas de salud como el aumento de peso corporal y complicaciones cardiometabólicas.
De esta manera, hablar de la inactividad física nos somete a un cambio radical que podría complicar nuestro organismo, esto significa que entramos en un proceso de disminución en la capacidad funcional de las células musculares y con ello nos referimos tanto a la capacidad de utilización de energía como a la producción de fuerza de las mismas.
Por lo tanto, el desuso de las células musculares destinadas a soportar tensiones permanentes y resistir la fatiga, disminuyen su eficacia para extraer energía a partir de nuestras reservas de grasa corporal (lo que comúnmente se conoce como “quema de grasa”).
Por otro lado, este mismo desuso ocasiona la atrofia o disminución de otra familia de células musculares, que son las encargadas de manifestar mayores niveles de fuerza, de hecho son estas células las que más rápido disminuyen ante la inactividad física. Esta condición, se evidencia no solo en reducción de la fuerza, sino también en menor captación de glucosa, lo que puede derivar en elevaciones de estos niveles en sangre.
A la vez, el depósito de la grasa en la zona visceral e intramuscular se relaciona con la insuficiencia de importantes hormonas claves en el metabolismo como lo es la insulina, lo que se ha denominado resistencia a la insulina, condición que hoy en día es considerada como la piedra angular para el desarrollo de los desórdenes cardiometabólicos.
Por esta razón, toda persona que sea físicamente poco activa, que permanezca sentada la mayor parte de su tiempo y cuyas actividades diarias involucren muy poca manifestación fuerza se encuentra ya en riesgo, tanto como aquellas que no logran controlar la cantidad de energía que ingieren con su dieta.
Es necesario, por tanto, que todas estas personas se mantengan monitoreando sus niveles de glucosa y lípidos en sangre por lo menos dos veces al año. Finalmente podemos decir que es momento de cambiar nuestros hábitos de vida diaria, pues es recomendable movernos más y que la flojera se disipe, ya que el estilo de una vida saludable solo depende de nosotros.
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